INICIACIÓN DE LOS TRES JÓVENES
El rey Nabucodonosor hizo un ídolo de oro de treinta metros de alto por tres de ancho, y le dio a todo el mundo la orden de postrarse y adorarlo; el que no lo hiciera sería arrojado dentro de un horno de fuego ardiente. Toda Babilonia obedeció, menos tres jóvenes vírgenes y bellos, que representan las envolturas inferiores que rodean al "Ser Interno" de todo humano. Estos tres jóvenes eran Mesac, que significa “el que se interroga dónde está Dios” y que representa la envoltura física; Sadrac, que quiere decir “el fanático de Dios” y simboliza la envoltura emocional; y Abed Negó, que significa “Servidor de la Luz" y representa la Envoltura Mental Superior, la que conecta a la personalidad con la Divina Presencia de Dios “Yo Soy”.
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Los tres jóvenes fueron echados al horno junto con sus ropajes, zapatos y demás atuendos, símbolo de todo lo significativo del mundo de las apariencias y la presunción. Aquí horno significa el Fuego Violeta de la Transmutación de todo lo negativo, la Purificación de la Divina Presencia de Dios "Yo Soy lo que Yo Soy". Los tres jóvenes nunca temieron, jamás pusieron su atención en el sufrimiento que podían padecer ni en lo que estaban perdiendo. Al entrar en el horno ardiente, se dedicaron a decretar poniendo su atención en la Divina Presencia de Dios “Yo Soy" como Único Poder, Única Actividad y Única Sustancia. Cuál sería la sorpresa cuando los tres jóvenes comenzaron a deambular dentro del horno como si estuvieran en los frescos bosques de Palermo, en Buenos Aires. Asombrado, el rey Nabucodonosor, que lo estaba presenciando todo, dijo que veía a un cuarto hombre paseándose deliciosamente por el horno con los tres jóvenes, y expresó: “Es semejante a los hijos de los Dioses”. Indudablemente, el cuarto hombre era el Ser de Fuego Blanco de la Divina y Todopoderosa Presencia de Dios "YO SOY EL QUE YO SOY”.
Estos tres jóvenes pasaron, en el fuego del horno, la iniciación de la purificación de sus envolturas inferiores y la fusión con su “Cristo Interior”. Para esto tuvieron que pagar el precio de no volver nunca más a poner su atención ni darle poder a ninguna atracción negativa externa, sino mantener la concentración, la meditación y la contemplación en lo único en lo que debe ser mantenida: la Divina y Todopoderosa Presencia de Dios “YO SOY LO QUE YO SOY". Esa es la cuestión de todo el asunto. Así de fácil.
El rey ordenó que sacaran inmediatamente a los tres jóvenes del horno y realizó este decreto: “TODA PERSONA, LENGUA Y NACIÓN QUE HABLE IRREVERENTEMENTE CONTRA EL 'YO SOY EL QUE YO SOY' SERÁ CORTADA EN PEDAZOS Y SU CASA QUEDARÁ CONVERTIDA EN BASURAL, PORQUE NO HAY DIOS QUE LIBERE COMO EL YO SOY”.
Texto extraído del libro "Biblia" - Colección Metafísica Cristiana- de Rubén Cedeño, publicado por la Editorial Señora Porteña
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