PODERES
Toda persona encarnada en la Tierra ha venido con los mismos poderes que otros han realizado; por ejemplo, si una persona tiene el poder de curar, la otra también lo posee; todos tenemos los mismos poderes. Pero, para tenerlos activos, debemos ejercitarlos, así como para lograr la ejecución perfecta de un instrumento o de una vocación, uno debe practicar.
Cada uno de nosotros debe amar lo que hace. Nadie debe odiar lo que hace para vivir, sino analizar todo lo que uno puede adquirir a través de su sueldo o de lo que devenga, por la labor que realiza para ganar el pan. Cuando están trabajando, así sea vendiendo periódicos, deben pensar en el placer que produce ese dinero cuando se gasta, y darle gracias a Dios porque te lo da.
Existe una inteligencia divina dentro de nosotros que restaura el cuerpo, causando que el mismo sane sus propias heridas; esa es la energía de la vida. Toda la energía que usan las personas, aún para negar a Dios, es Dios mismo. Lo anterior significa que Dios tiene el poder de autosanarse de aquellas cosas negativas que vienen al cuerpo, y puede corregirlas.
Sigue siendo extraño que tanta gente no se dé cuenta del nombre de Dios cuando lo llama, Jesús usó el nombre de Dios para sanar, cuando dijo: “Yo Soy la Resurrección y la Vida”, “Yo Soy el Camino que conduce al Padre”. ¿No dijo Jesús: “Vosotros sois Dioses”? Sí, lo dijo. Somos Dioses. Entonces, tenemos todo el poder y, por lo tanto, el poder de sanar. Jesús no preguntó: “¿Acaso sois Dioses?”. Él lo afirmó. Así que aceptemos nuestro derecho divino y actuemos. Aceptemos todos ese derecho divino al actuar.
Extraído del libro "Cúrate a ti mismo" de Rubén Cedeño