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CONNY MÉNDEZ EN MI PRIMERA CLASE - POR RUBÉN CEDEÑO

Libro "Memorias Metafísicas"

45 Años en la Metafísica Comencé a asistir los jueves a clases de Metafísica con Conny Méndez y los miércoles con Katiuska, su secretaria. Cada vez que por algún motivo Katiuska se tardaba en llegar, aunque fuera un minuto, me levantaba de mi silla, me sentaba en la de Katy y comenzaba a dar la conferencia. Es que me desvivía por ser maestro de metafísica.

A Katiuska y a Conny les habían ofrecido un local para dar clases y ninguna de las dos podía, porque ya tenían sus grupos, y me propusieron a mí.

Comencé a dar clases de Metafísica en Venezuela por iniciativa de Conny Méndez y Katiuska, en Julio de 1970. A Conny le ofrecieron el Penthouse de la prestigiosa casa de modas CherryCat, en la esquina 2000 de la Avenida Baralt, de Caracas, para que abriera un grupo de Metafísica, y no pudiendo, se lo ofreció a Katiuska, pero ella, ya teniendo uno, tampoco lo aceptó. Pensaron en todas las maestras de Metafísica del momento y ninguna podía.

Estaba sentado en silencio, en la oficina de Conny, cuando Katiuska y Conny resolvían a quién darle ese local para dar clases, y Katiuska me miró con picardía y le dijo a Conny: “¿Y por qué no se lo damos a Rubén?”. Conny replicó que estaba muy joven, apenas tenía 18 años recién cumplidos, pero Katiuska le contestó a Conny: “¿Y usted qué sabe si Rubén es un alma muy vieja en el cuerpo de un joven?”.

Un día lunes, Conny Méndez y Katiuska Cordido me acompañaron a dar mi primera clase de Metafísica y se sentaron cada una a un lado. Conny me dijo que había estado visualizando al Señor Koot Hoomi detrás de mí, todo el tiempo iluminándome, y creo que debido a eso, el Maestro Koot Hoomi como que se ha quedado detrás de mí, iluminándome toda la vida. Sólo tuve dos errores al dar la clase, y no fueron de carácter metafísico sino de dicción, con un leve problema de dislexia. Conny me los corrigió al terminar; fue que dije “suidad” por “ciudad”, y “abeldrío” por albedrío.

Dando clases en ese lugar pasé casi dos o tres años; ese fue el primer local que tuvo la Metafísica. Allí instruía los días lunes, donde el grupo siempre sobrepasaba más de 60 personas, asistencia que se mantuvo desde el primer día, suma que gracias a Dios y los Maestros siempre ha ido en aumento hasta el día de hoy en que se reúnen en los congresos hasta mil personas.

Dando clases de Metafísica es como se aprende másMetafísica. Así aprendí más metafísica que estudiando libros. La felicidad más grande de mi vida, la tenía cada vez que iba a dar mi clase de Metafísica, y todavía sigue siendo así. A pesar de tener ya más de cuatro décadas y un lustro sin interrupción dando clases, cada vez que voy a hacerlo, lo hago con la expectativa, emoción y entusiasmo de la primera vez, eso lo conservo como el primer día, no lo he perdido nunca.

Salía a las siete de la noche de recibir mis clases de música en el Conservatorio “Juan Manuel Olivares”, y con el apretado tránsito de esa hora, atravesaba toda Caracas en “carrito por puesto” (automóvil por puesto con ruta fija), desde la Florida hasta Quinta Crespo, para llegar a las ocho en punto a dar la clase de Metafísica. Nunca llegué tarde ni falté; ahora, después de 36 años dando clases por el mundo entero, puedo decir lo mismo.

Para poder dar las clases, mi papá me ayudaba en todo; todavía no se había inaugurado la era de los grupos internos, en que los alumnos ayudan a los instructores. Allí uno solo tenía que arreglar el salón, vender los libros de Conny Méndez, recoger la donación amorosa, y al terminar la actividad, si mi papá no me iba a buscar, me tenía que ir a la medianoche solo en un autobús para mi casa. Foto: Rubén Cedeño dando clases junto a Katiuska Cordido en el Hotel del Lago en Maracaibo- Venezuela. La historia continúa............

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