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“SACERDOTES PARA SIEMPRE”

Los miembros de la “orden negra” olvidaron que en el corazón y alma de cada uno de los Sacerdotes y Sacerdotisas del Señor Zadkiel, siempre viviría la “Remembranza Divina” de haber sido sacerdote y sacerdotisa de Zadkiel, y EL QUE UNA VEZ FUE SACERDOTE Y SACERDOTISA DE ZADKIEL, LO ES PARA SIEMPRE. Ellos olvidaron que jamás se podría borrar la memoria del Fuego Violeta de la Misericordia y la Compasión, de la conciencia etérica de los que habían servido en estos Templos. Dice el Amado Arcángel Zadkiel: “La Ley de la Vida no permite que ninguna fuerza del mal, no importa cuán poderosa pueda parecer temporalmente, destruya la memoria de la gloria que todo tuvo junto al Padre antes de que el mundo existiera, en cualquier Era en que la Voluntad del Padre se manifestó sobre la Tierra, o en cualquier otro lugar en la creación de Dios”. En la Edad Dorada que está amaneciendo hoy en día, estos sacerdotes están volviendo a la encarnación con la “Remembranza Divina” de esa actividad, y la posibilidad de redención a través de la Misericordia y Amor de Dios por medio del uso de la Llama Violeta; somos todos aquellos que, sin que nadie nos lo haya dicho, tenemos la inclinación natural de ser Sacerdotes del Fuego Sagrado. Igualmente, han reencarnado los que una vez se opusieron y criticaron al sacerdocio, para tener la oportunidad de redimir esa energía mal calificada; por eso siguen con las mismas intenciones, queriendo hacer desaparecer el Sacerdocio de Zadkiel, incluso por medio criminales. Pero esta será la última oportunidad que tendrán para redimirse.

Debido a que el interés de la gente estaba en la creación y expansión de las sombras, por medio de la división de grupos, de críticas y resentimientos, se precipitó la remoción del Templo del Fuego Violeta de la superficie de la tierra, al igual que todo el Continente Atlante; pero como “La Luz de Dios NUNCA Falla”, la réplica y las actividades etéricas de este Templo todavía pulsan en los éteres sobre la Isla de Cuba, sobre Santo Domingo y el Monte Ávila, conformando la Triangulación Violeta del Caribe.


Extraído del Libro “EL CIELO”, de Rubén Cedeño.





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