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PRELUDIO

Caballero es un título que obedece a una conducta de vida que ejerce el que lo lleva con honor, mucha dignidad, abolengo y compostura.


Ser Caballero es propio de los que poseen caballo y fue algo cultivado durante la Edad Media; sin embargo, esta condición sigue vigente, aunque no se tengan corceles y no esté en el Medioevo.


Caballero es aquel que vive justamente, con honestidad, auxiliando y defendiendo a todos los seres humanos necesitados de su asistencia, principalmente a los pobres de voluntad, pobres de saber, pobres de amor, pobres de armonía y belleza, pobres de salud, pobres económicamente, pobres de perdón y a los pobres de Dios.


Todo caballero y todo aquel que anhela pertenecer a la noble causa de la Caballería, debe saber que siempre habrá de tener valor para seguir, perseverar y lograr la bien ponderada causa de la Caballería.


En el ejercicio de la Caballería, recuérdese que es posible que aparezcan controversias para que no se la ejerza, pero estas han desaparecer por sí mismas, al no alimentarlas el Caballero con sus pensamiento, sentimientos, palabras y acciones, e insistir en proseguir en su propósito, sin tomar en cuenta las refutaciones.


Caballero puede ser todo aquel que se lo proponga, siempre y cuando sea fiel a los principios de la Caballería, además de haber sido ordenado por otro Caballero.


El estado de Caballero no es prerrogativa de la condición masculina, ya que existen mujeres que pueden ser Caballeros y se hace referencia a ellas con el título de “Dama”. La condición de Caballero se lleva en el alma, y no en los órganos distintivos del sexo.


La nobleza la conquista el Caballero con su extrema humildad.


El Caballero parte de un único y unipuntual principio, que es auxiliar a los pobres. Se ha de tener en cuenta que “pobre” es todo aquel que carece de algo, no solamente de suministro o de sustento económico. Existen pobres en los ámbitos político, educacional, religioso, filosófico, económico, cultural, artístico, científico, medicinal, sanitario, místico, familiar, laboral y de muchas otras índoles. El Verdadero Caballero va con todos sus recursos a facilitar, de forma gratuita, todo lo requerido para sacar de la pobreza a aquel que la sufre y, de esta forma, liberar al oprimido.

Extraído del Libro “ORDEN DE LOS CABALLEROS”, de Rubén Cedeño.

Editorial Señora Porteña.


 
 
 

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