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ORACIÓN CON RESULTADOS

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La Oración que funciona es simple, directa y espontánea. Jesús dijo que en la Oración debemos acercarnos a Dios

de la misma manera que los niños se acercan a sus padres.

Las Oraciones cortas casi siempre son mejores que las largas.

Ora muchas veces al día, aunque solo sea por un momento.

Recuerda que orar significa pensar en Dios. Si piensas en ti, en tus problemas o en otra persona, en ese momento no estás orando.

Recuerda que la Biblia es la Gran Central de Energía Espiritual.

Todos recordamos el cuento de Alí Babá y la cueva. Si uno no conocía las palabras exactas, era imposible abrir la puerta. El pensamiento podía ser justamente el requerido, pero, a menos que se pronunciaran exactamente las palabras "¡Ábrete sésamo!", la puerta permanecería cerrada. "¿Ábrete sésamo!, la puerta permanecía cerrada. "Ábrete cebada? ;Ábrete trigo?; Ábrete grano?" de nada servían. Las palabras mágicas eran "Ábrete sésamo", y las demás eran inútiles. Ahora bien, en el Tratamiento ocurre exactamente lo opuesto. No es la palabra, sino el pensamiento en la mente lo que cuenta. Mientras el pensamiento sea el correcto, podremos utilizar el lenguaje que consideremos de utilidad para el propósito que tenemos entre manos. Nuestros Tratamientos son oraciones, no sortilegios.

A menudo, hasta resulta mejor prescindir por completo de las palabras, ya que obstruyen la vía e introducen un peligroso momento de retraso. Cuando Dios visita a Su gente, corre por cuenta de esta darle la bienvenida inmediatamente y experimentarlo, sin elucubraciones intelectuales. Nunca debemos dejar a Dios esperando.

A veces, la gente dice: "Le dedicaré media hora a este caso" o "repasaré los Siete Principales Aspectos de Dios". Todas estas prácticas son excelentes. Sin embargo, si pasados tres minutos, o al llegar al Segundo Aspecto, desciende la Paloma, has de recibirla instantáneamente con los brazos abiertos. Pensar "primero terminaré mi tratamiento" sería darle la espalda. Ese sentimiento de la verdadera Presencia de Dios es, en sí mismo, el Tratamiento perfecto, el fin ante el cual todas nuestras afirmaciones no son más que medios.

La Oración siempre es buena, pero en las ocasiones en que pensamos que no está funcionando es cuando más debemos orar.

Si mantuvieras tus pensamientos correctamente, te en-contrarías a ti mismo dedicándole mucho tiempo a la Ora-ción. Definitivamente debes orar por ti cada día, de lo contrario, no llegarás a ninguna parte.

La Oración es lo único que cambia la cualidad del alma. Puede que cualquier otra actividad produzca un cambio cuantitativo en el alma, añadiendo una experiencia o incrementando el conocimiento, pero no cambia la cualidad. Solo la Oración hace eso, y es la cualidad del alma de una persona lo que determina su destino.


Extracto del libro "Oración Poderosa" de Emmet Fox.

Editorial Metafísica




 
 
 

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