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OBSERVAR LA MENTE


Se comienza a practicar la concentración, concentrándose en la propia mente, en los propios pensamientos, procesos mentales, sentimientos y palabras.

Algunas personas dicen que para aprender a concentrarse hay que comenzar con una flor y abstraerse de todo lo demás; pero esto es limitación, autoridad y esquematización de la meditación, porque si no se quiere pensar en una flor, no hay que hacerlo. Se puede observar la mente cuando no hay por qué hacerlo. Se puede observar la mente cuando se concentra en la flor, y cuando se desconcentra, observar la mente desconcentrada; eso es concentración.

La concentración surge sola cuando se hace lo que apasiona, como cuando se compone, se escribe, se interpreta un instrumento, se investiga, y se puede pasar horas sin percibir el tiempo. Cuando se impone la concentración en determinado asunto que no apasiona, viene la distracción, el hastío, el fracaso; por eso no se debe imponer nada autoritariamente.

Si se observa la mente, incluso cuando esta se desconcentra, y se la sigue en todo lo que desee desconcentrarse, en un momento se detiene. Si se hace esto, es posible enterarse del proceso de la mente y empezar a percibir su importancia. Para ello se requiere sensibilidad, percepción.

Extracto del libro: "Meditación, Iluminación y Nirvana" de Rubén Cedeño.

 
 
 

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