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ESPÍRITU DE PAZ

Djwhal Khul

 

“QUE EL ESPÍRITU DE PAZ

SE DIFUNDA POR EL MUNDO”

 

 

Así como la primera frase de la “Gran Invocación”: “QUE LAS FUERZAS DE LA LUZ ILUMINEN A LA HUMANIDAD”, está conectada con el Plano Monádico del “Real Ser”, el segundo decreto de la “Gran Invocación”: “QUE EL ESPÍRITU DE PAZ SE DIFUNDA POR EL MUNDO”, está conectado con el “Ser Interno” o el Alma, consecuentemente con el Instructor Mundial y el Maestro llamado “Espíritu de Paz”.

 

 

El “Espíritu de Paz” intenta, cada vez más, hacer sentir “Su Presencia” en las mentes y los sentimientos del género humano, y por consecuencia, en el Plano Físico. Dice el Maestro El Tibetano: “El ‘Espíritu de Paz’ no es un concepto abstracto, sino una potente Individualidad, y maneja fuerzas que hasta ahora no le son familiares a nuestro planeta. La paz no debe ser impuesta por quienes odian la guerra. Debe ser resultado y expresión natural del espíritu humano, y la decisión de que la actitud del mundo se transforma en rectas relaciones humanas”.

 

 

Grandes Fuerzas Divinas, como el “Espíritu de Paz”, esperan el momento en que puedan funcionar como “Ejércitos Liberadores” del género humano, pero esta puerta por la que han de entrar, debe ser abierta por la humanidad misma; y lo que será mediante la eliminación de la separación, la exclusión y la discriminación, por medio de un acto unido de las Fuerzas de Buena Voluntad del Primer Rayo, a través de decretos mántricos invocados en forma aunada por la humanidad en general.

 

 

La Paz es un efecto, y no una causa o una finalidad, pues se llega a la Paz al perdonar los agravios, amar, ser unitivo, tener Buena Voluntad y “Rectas Relaciones Humanas”.  

 

 

El “Espíritu de Paz”, invocado en la segunda frase de la “Gran Invocación”, es ese Ser inmensamente Grande y Poderoso con quien el Maestro Jesús, como Cristo encarnado entré en contacto, y cuya influencia actuó a través de Él cuando adquirió el derecho a ser llamado el “Príncipe de la Paz”. Actualmente, el Instructor Mundial continúa con esta misma tónica. Recordemos que San Francisco instituyó la afirmación “Señor, hazme instrumento de tu Paz”. El Cristo personifica, en sí mismo, el principio cósmico de la Paz, que la Ascensión al mundo.

 

 

Extraído del Libro “D. K. MASTER”, de Rubén Cedeño.

Editorial Metafísica.

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