LAS PALABRAS NO SON LAS COSAS

Las palabras no son las cosas que simbolizan. La palabra "amor" no es el AMOR; la palabra "perdón" no es el Perdón; la expresión yo soy no es el SER; ni el título de "maestro" significa lo que en realidad puede ser. Decirle a alguien "yo te amo" no significa que se le ame de verdad; mucho menos el decir "Yo Soy el Amor" hace que sea el amor. No se niega que con el poder que contiene el verbo "Yo Soy" se comience a trabajar el amor al afirmarlo; pero en realidad, si este amor no se siente y no se vivencia, por más que se lo afirme, nunca será la plenitud del amor.
Para que los verbos amar, perdonar u otros verbos más, en sus diferentes conjugaciones, puedan ser una realidad visible, hay que activarlos con el pensamiento y la acción, por medio del cuerpo físico. Es posible que accionar los verbos"Amar" o "Perdonar" con el verbo "Yo Soy", diciendo: "Yo Soy Amor" o "Yo Soy Perdón", y aplicando el correspondiente sentimiento, produzca resultados, pero esto hay que activarlo con la triple esencia del pensamiento, el sentimiento y la acción.
Cuando se menciona al "Yo Soy" o a algunos de los Maestros de Sabiduría, Profetas o Gurús, lo que se hace es articular las letras de un nombre, y tal vez evoquen un concepto mental de ese personaje, producto de la imaginación, de lecturas y clases recibidas, que no son la realidad del personaje mencionado.
La palabra representa el pasado porque, al pronunciarla, se recuerda el significado que se le ha dado; lo que los libros dicen; lo que el maestro inculcó; lo que se ha heredado de esa palabra por medio de la familia, la religión o la sociedad. La palabra no es el presente de lo que se vive.
Extraído del libro Enseñanza Primordial de Rubén Cedeño