PLAN ORIGINAL PARA LOS PASTORES DE LA RAZA

Queridos chelas de la Llama de la Libertad:

Después de la gran caída en conciencia, Yo estuve presente en esos Consejos Cósmicos, en los que se decidió que a Sanat Kumara se le permitiera salvar a este planeta de la disolución, y devolverlo a su Plan Divino original. Ahora, nos aproximamos a ese logro victorioso para el planeta y, por consiguiente, es oportuno que Yo imprima, una vez más, en sus conciencias externas, el rol original que ustedes, como pastores de la raza, deberían jugar en esta victoria, sobre todo en su culminación.

En esos Consejos Cósmicos, en los que participó Sanat Kumara, Yo representaba al Séptimo Rayo y ocupaba el cargo de Chohán del Rayo Violeta. Tuve la oportunidad de presentar las formas y los medios a través de los cuales, grandes Almas espirituales podrían descender al plano de la Tierra, sin ser atrapadas por el caos de la conciencia inferior, para así permanecer espiritualmente libres, a pesar de enfrentarse a los grilletes de un cuerpo físico en un ambiente lleno de conflicto y negatividad.

El método era el uso del Fuego Violeta de la Libertad, una energía desarrollada especialmente en el Corazón de Dios, que, de manera continua, atravesaba los cuatro vehículos de expresión, y no permitía que estos registraran el caos y el conflicto que los rodeaba. Por ende, el alma permanecía libre en conciencia, libre para habitar con la Presencia “YO SOY”. Los primeros Sacerdotes que iniciaron este proceso tuvieron éxito y no registraron nada del ambiente tóxico en el cual habían venido a servir. De hecho, era como si hubieran sido vacunados contra una enfermedad (la conciencia humana). Creyendo en esa protección interna, ellos se ofrecieron para servir en una zona de proporciones pandémicas (el planeta Tierra).

FALTA DE RITMO

Sin embargo, como ustedes bien lo saben, la protección se perdió, debido a la falta de ritmo en la invocación del Fuego Violeta para que este flameara a través de los vehículos internos. De ese modo, la atención se desvió, lentamente, hacia el mundo exterior, lejos de la luz interna del “YO SOY”. Este fue el momento en el que la cualidad del Ritmo se convirtió en una parte inherente al Séptimo Rayo, en lo que respecta a la humanidad. El velo de la ilusión, al igual que un manto de niebla, cubrió, de manera paulatina, los vehículos internos de estos pastores, quienes se perdieron entre las ovejas que habían venido a guiar de regreso a una conciencia espiritualmente libre.

Extracto del Libro: “Poder de la Invocación” del Arcángel Zadkiel.