MONTE CARMELO
No sé qué me pasa con el Monte Carmelo, aquí físicamente hay muy pocas cosas que visitar y ver, viene poca gente, no es un atractivo turístico ni de peregrinación, pero siempre tengo que venir, es un irrefrenable deseo de traer gente a este lugar y explicarlo, enseñarles la cueva de Elías y sobre todo, un relieve en mármol dentro de la iglesia que explica la ascensión al Monte Carmelo por San Juan de la Cruz. Siempre me consume este imbatible deseo que tengo de enseñar. Estaba el lugar sin gente, propicio para hacerlo mío, apropiármelo en las delicias de la meditación e interiorizarlo en el placer de la contemplación. La primera vez que ascendí el Monte Carmelo lo hice como discípulo, de manos de un sacerdote mexicano quien apareció misteriosamente en Tiberias, en mi primer viaje a Tierra Santa, y me trajo hasta aquí sin saber que esto existía y me instruyó algo al respecto, indudablemente fue conducido por una fuerza superior a mostrarme esto. Las siguientes veces lo hice fue con grupos de instructores de Metafísica de países a los cuales le facilito la Enseñanza.
Cerca del puerto de Haifa se encuentra el Monte Carmelo que es considerado el lugar del nacimiento de la primera orden ascética occidental que estuvo bajo la inspiración de Elías, y aquí es el origen a la devoción de la Virgen del Carmen, debido a que en este lugar es que se considera su aparición. En la cumbre del Monte Carmelo, con una hermosísima vista hacia el mar, se encuentra la cueva donde vivía Elías, uno de los primeros anacoretas del mundo occidental, que inspiró una de las primeras órdenes ascéticas del Cristianismo. Una vez, venía trayendo un grupo de estudiantes argentinos y cuando me acerqué a la puerta de la cueva de Elías para dar algunas explicaciones a los facilitadores, de su entrada salió un soplete de fuego tan fuerte, que me hizo retroceder, detenerme y esperar, preparando al grupo en la puerta para que no se quemaran con tanto resplandor. Después de la explicación siempre penetramos en el interior de la Basílica donde, sobre la Cueva de Elías, se encuentra una preciosa talla de la Virgen del Carmen sedente, ya que aquí surgió la Orden monástica de Los Carmelitas, emulando al Profeta Elías. A ambos lados del altar mayor, siempre explico las alusiones que hay a las dos órdenes monásticas Carmelitanas Descalzas, tanto la de Santa Teresa como la de San Juan de la Cruz. En la remembranza a las Carmelitas y a San Juan de la Cruz, se ve un alto relieve en mármol con la ascensión al Monte Carmelo y en el camino está escrita tres veces la palabra NADA. Aquí se comprende que para ascender hay que convertirse en NADA, negar la personalidad, y para eso los traigo a todos a este lugar. Ser nada es la enseñanza más grande que se puede facilitar. En la otra pared en alusión a Santa Teresa se encuentra un alto relieve del Castillo Interior todo de Cristal, que es un simbolismo del Cristo Interno.
Foto: Cueva de Elías en el Monte Carmelo y Rubén Cedeño - Israel.