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SAN FRANCISCO Y LOS LEPROSOS

Hay personas que dicen abrazar una “Vivencia Espiritual” y, debido a esto, se comienzan a cuidar de supuestas vibraciones bajas; entonces, no quieren que los toque la gente, rozarse con enfermos o tratar con gente negativa. Otros dicen que cada vez que ven a un fulano, les corre un escalofrío negativo por el cuerpo, y que por eso no lo tratan, interpretando esto como presentimiento de una mala relación. Todo esto es falta de “Amor Compasivo”, es orgullo y creerse superior a los demás. Los que rechazan están peor que las personas de las que se apartan.
Para doblegar su ego y evitar el rechazo a la gente, por “Compasión Infinita”, Francisco visitaba frecuentemente a los leprosos y enfermos de los hospitales, que son negativos, depresivos, asquerosos, y necesitan de ayuda física y espiritual.

San Francisco de Asís curando a los leprosos

Francisco venía en su caballo cuando vio al primer leproso, y tiró de sus riendas, dando la vuelta; pero luego recapacitó, se dio cuenta de que eso no estaba bien y regresó, abrazó y besó al leproso, y se puso a sanarle las heridas. Al principio, cuando comenzó a auxiliar a los leprosos, le daba rechazo, estupor, asco, vomitaba y hasta se desmayaba. Para realmente ser una persona espiritual, con “Compasión Infinita”, se necesita practicar cuatro actividades: enseñar, pedir perdón, visitar las cárceles y los hospitales.
[…] Si rechazamos a los que consideramos de bajas vibraciones, por Correspondencia y Causa y Efecto, los Santos y Maestros nos rechazarán también.
Texto extraído del libro "Compasión Infinita" de Rubén Cedeño

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