El Amado TRANQUILIDAD, Gran Elohim de la Paz, dice: “YO SOY” el Elohim de la Provisión y la Paz. Ustedes, que han dado su interés y su vida a las actividades del Séptimo Rayo, representado por el Amado Maestro Saint Germain, están emergiendo lentamente del lodo de la creación y la limitación humana. Nosotros estamos tratando de fundar una gran base para este movimiento mundial, tratando de hacer de cada uno de ustedes un Pilar de Fuego Violeta. Pero les puedo decir aquí y ahora, que a menos que se conserven en paz, ininterrumpidamente, como individuos y como unidad colectiva, no importa cuán perfectamente construyan, al final no tendrán más que cenizas si todavía sostienen la conciencia la radiación desintegradora de los “siete pecados capitales” (lujuria, ira, odio, temor, gula, glotonería, codicia, pereza, envidia, orgullo y arrogancia) y sus demás ramificaciones. La paz no es una cualidad negativa. Es eminentemente positiva y una concentración de poder. ¿Cuánto control se necesita para mantenerse en paz? Consérvense absolutamente en calma y dueños de toda situación, a pesar de cualquier provocación en el seno de sus familias, entre sus compañeros de trabajo o en el mundo en general".
Amada Presencia de Dios “YO SOY” en mí y en toda la humanidad; Amado Jesús, Juan, Nada, Uriel, mi propio Ángel Guardián y Gran Elohim de Paz: Los amo, los bendigo y les doy gracias en nombre de toda la humanidad por vuestro servicio a nuestra Tierra durante tanto tiempo. ENCIENDAN (X3) sus Llamas Cósmicas de Amor, Gracia, Provisión, Curación y Paz en mí, para que irradien a través de mí, bendiciendo y ayudando a armonizar a toda vida que yo contacte.
Gran Elohim de la Paz: Envuelve todos mis esfuerzos constructivos en tu Gran Llama de Amor y Paz. Flamea tu Llama de Paz como mil soles en mi cerebro y mis sentimientos, en los de toda cosa viviente en el Universo y en todos los que vendrán aquí en el futuro. Mantenla encendida hasta que la Paz en la Tierra y la Buena Voluntad sean una realidad para siempre sostenida y expandiéndose eternamente. ¡Te damos gracias!
Extraído del Libro “MEDITACIONES DIARIAS”, de Thomas Printz. Editorial Señora Porteña.
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