Las actividades de un grupo que aprenden las enseñanzas metafísicas deberían afirmarse sobre una gran fraternidad cohesiva de Amor Divino. Cada componente del grupo debería expresarse igual a un radiante Foco de Luz de la poderosa fuerza del amor puro, expandiendo sus rayos para que otras personas puedan calentarse bajo su radiación, despertando en ellas el deseo de hacer lo mismo: irradiar Amor incondicional.
Desde el comienzo de la creación, el principio es activo y eficaz. Todo ser viviente trae en sí mismo la gracia de esta fuerza vital. Aunque esta fuerza fundamental y esencial se desenvuelve primeramente en el ser humano –pues solamente él está en condiciones de usarla, de emplearla conscientemente y llenar su mundo con esta vitalidad-, lamentablemente, en la práctica no es así, ya que ustedes pueden observar las consecuencias de la escasez de amor. Por lo tanto, esfuércense, tanto como le sea posible, por llenar este vacío y, conforme a la conciencia que tengan del amor impersonal, envíenlo al mundo, acompañado y reforzado con vuestro pensamiento positivo.
Aplicar el Amor, en relación con todo lo que los rodea, actúa siempre de forma edificante, calmando, pacificando y consolando a las personas agitadas, impacientes y descontroladas, como es común observarlo en los acontecimientos diarios.
Utilicen la purísima fuerza creadora. Van a percibir cuán es eficaz es ella. Y medio del uso constante de esta fuerza, ustedes también evolucionarán.
El mundo debería ser enriquecido por el servicio prestado por cada discípulo sabio. Hagan de esto vuestro objetivo, ahora, en esta vida terrena.
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