ESTE PAPA ES MÍO
- silalelopez
- 27 abr
- 2 Min. de lectura
Estoy viajando a la Argentina cada año desde 1987; esto es para mí toda una vida. Más de un centenar de mis libros han sido editados aquí, obras que siento como mis hijos, así que puedo decir que tengo prole gaucha. He dado conferencias una y otra vez por todas las provincias de la Argentina, desde las más australes y despobladas hasta la más norteñas y pobladas. Cada vez que aterrizo en Argentina, el castellano correcto y depurado que me inculcó desde la cuna mi madre y que uso con esmero para escribir y hablar en las conferencias, lo sacrifico, porque de manera natural ya digo: “Mirá vos”, “che, loco” y otras palabras que, por indecorosas, no las expongo aquí. Camino por las calles de las ciudades argentinas como si hubiera nacido brincando dentro de ellas y fueran mías. Soy amigo del peluquero, del verdulero del barrio donde desde hace años me toca vivir en Buenos Aires, en Corrientes y Callao; más céntrico no puede ser.
Esto lo digo porque, cuando me enteré de que el Papa que acababan de nombrar era argentino, me dije: “Este Papa es mío”. No pasaron ni veinticuatro horas, cuando Bergoglio me comenzó a impresionar con sus actitudes. De inmediato, comencé a hacer menciones oportunas, en mis charlas, del Papa Bergoglio y de las enseñanzas de sus procederes y palabras. Comencé a coleccionar las homilías del Papa Bergoglio como consejeras de mi propia vida espiritual.
Me he ocupado tanto del Papa Bergoglio que, cuando él dijo: “Recen por mí”, me dije: “Sí, tengo que rezar mucho por él, para que nunca nos decepcione”. De todas formas, ya estoy preparado para aceptar la especie de profecía que su confesor ha expuesto y de la que hago mención en estos escritos, donde le predice la posible impopularidad en que pueda caer en lo que tome serias cartas en los asuntos más controversiales del Vaticano.
La primera impresión me la causó el Papa Bergoglio cuando fue a pagar personalmente la habitación donde se había registrado como obispo y que fue a cancelar como Papa, alegando que lo hacía para dar el ejemplo.
Extraído del Libro “PAPA BERGOGLIO”, de Rubén Cedeño.
Editorial Metafísica.































Comentarios