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CLAVES PARA LA PROSPERIDAD

1º Buscar primero el Reino de Dios y su justicia, y después la provisión, que de seguro te vendrá por añadidura.
2º No te angusties por lo que has de comer, beber o vestir; déjaselo todo a Dios, que “Dios proveerá".
3º Orar científicamente, decretando y teniendo fe en que lo que vas a pedir ya lo recibiste, y no decir nada negativo al respecto.
4º Dar el diezmo, en forma de donación amorosa, al templo, grupo de meditación o en las charlas a las que asistes.
5º o No deberle a nadie nada.

Jesús jamás dijo que había que ser pobre para llegar al Padre. Él fue buen amigo de gente muy rica como Lázaro, Zaqueo y José de Arimatea. Cada vez que en la Biblia se mendona la frase "pobre de espíritu” se está refiriendo al que no pone su esperanza ni confianza en los bienes materiales, sino en Dios. Uno puede ser rico y opulente sin estar apegado a la Materia. Por esto, Jesús expresó: “Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios”. Pero se refirió a la intelectualidad, a los apegos y a las cosas del mundo que impiden penetrar en el plano espiritual. La máxima de todas las riquezas es poseer la conciencia activa del Cristo Interior, ya que con ella podemos conseguir todas las demás fortunas.
Texto extraído del libro "Padre Nuestro Metafísico" de Rubén Cedeño publicado por Editorial Señora Porteña

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