MARGARITA
- Del Libro: "REFLEXIÓN INTERIOR" de Rubén
- 9 sept 2017
- 2 Min. de lectura
Existe un cuento que escribí en uno de los lugares más bellos del mundo, llamado Geiranger, en Noruega. El cuento se llama “Margarita”. Allí está simbólicamente expresado lo que es el facilitador y su relación con la Enseñanza y la humanidad, donde las flores son las múltiples enseñanzas de todo tipo. Margarita es la protagonista, cuya maestra le enseñó a cultivar margaritas, que son el Dharma; como ella solo conocía estas flores, a todas les decía “Margaritas”, y todo el mundo las quería, pero la criticaban y condenaban. Para salirse de esta terrible lucha, ella se negó a tener Margaritas y se las dio a la gente, pero como había cultivado otras flores, se consolaba con ellas. Un día en que Margarita salió del pueblo, comenzaron a llamarla y, como no conocía su nombre, no atendía; le decían “Margarita” y Margarita era ella. La Maestra de Margarita simboliza en mi vida a Conny Méndez, Margarita es mi persona, las Margaritas son las Enseñanzas que se comunican bajo el título de Metafísica y que todo el mundo quiere. Entonces, le reclaman y le dicen a Margarita cómo debe ser y cómo no debe ser, disponiendo, prohibiendo e imponiendo, desconociendo la gran verdad.

SOMOS LIBRES
En la vida, todos los seres humanos tienen que ser libres psicológicamente y esto se respeta. Pero hay personas que se han tomado esa libertad y se han ido al otro polo, separándose, traicionando a su facilitador, al que usan y desechan como un papel después de que se han limpiado con él; esa es la falta de amor más grande y se paga con muy mal karma. El hecho de que él sea un facilitador y no controle la vida, no quiere decir que dejes de amarlo, de estar pendiente de él y, a veces, esto es hasta que la muerte los separe; pero no como una obligación, sino como un deseo que brota del corazón.
Hay personas que, porque no se da una conferencia, porque se tiene que suspender más que justificadamente debido a un imprevisto, vienen e insultan feo, incluso gritan improperios. Primero que nada, todos saben que en ninguna conferencia se anuncia a mi persona, no se dice quién va a dar la conferencia. Eso nunca se hace. Así que nadie viene a una charla a escuchar a mi persona; es que no quiero que lo hagan, el propósito es que aprendan el Dharma de quien lo dé. Y cuando se terminan las charlas y vienen a que les firme el libro y a tomarse las fotos, por supuesto, por no desagradarlos y no quedar mal, se los permito, pero no me interesa porque, con eso, nadie va a “Despertar la Consciencia”. A mí lo único que me interesa es despertar la consciencia de la gente que escucha las charlas o lee los libros.
Extracto del Libro: “Reflexión Interior” de Rubén Cedeño.
Comments