Segunda Iniciación. El Bautismo. Liberación de la sensibilidad egoísta del “yo inferior” mediante el control de la naturaleza emocional. Constituye el control del Cuerpo Astral. El Cuerpo Emocional se forma puro y límpido, y va desapareciendo rápidamente la naturaleza inferior. La aspiración y el anhelo de servir, amar y progresar llegan a ser tan intensos que, por lo general, se observa un desarrollo muy rápido. La tormenta ocasionada por la naturaleza emocional, las oscuras nubes y nieblas en las cuales deambula constantemente, y que ha creado durante todos los ciclos de vida, han de ser despejadas para que el iniciado pueda decir que el Plano Astral ya no existe para él.
La Segunda Iniciación es la del bautismo purificador. Involucra la purificación por el fuego. La oculta “aplicación del fuego al agua” produce resultados muy serios. El agua, bajo la acción del fuego, es reducida a vapor, siendo el iniciado sumergido en las tinieblas y las miasmas, los espejismos y las brumas. El Iniciado debe salir de estas nieblas y espejismos, y de las actuales brumas de los asuntos humanos saldrá también, eventualmente, la humanidad. Cuando se está dispuesto a recibir la Segunda Iniciación, se ha asestado el primer golpe al egoísmo innato y se ha demostrado la determinación de pensar en términos más amplios e incluyentes. El grupo comienza a significar, para él, más que él mismo.
Las tres notas claves para la Segunda Iniciación son Dedicación, Espejismo y Devoción. La dedicación da por resultado el espejismo, que es disipado por la devoción. La libertad es la nota clave del individuo que enfrenta la Segunda Iniciación y su corolario: preparación para la Tercera Iniciación. Libertad es actualmente la nota clave del discípulo mundial, y la humanidad exige hoy libertad de vivir, libertad de pensar, libertad de saber y de planificar.
Una vez pasada la Segunda Iniciación, el progreso es rápido. (…)
Extraído del Libro “D. K. MASTER”, de Rubén Cedeño.
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