SANTA OBEDIENCIA
"Nunca se exija aquello a lo que Francisco se refirió como la “Santa Obediencia”, cuando no se es obediente No se puede exigirle a alguien, algo que no se practica; sería un engaño.
Hablar de obediencia es tema delicado, ya que darle obediencia a un “tirano espiritual” hace mucho daño; y hay “anárquicos espirituales” que de lejos simpatizan con la espiritualidad, pero al ver esto, se irían de inmediato. No obstante, en algún momento hay que tratar sobre la obediencia.
Es un grave peligro, un crimen espiritual, pedir que se obedezca a facilitadores y guías espirituales que son "viles dictadores de almas”, y que se rinda la voluntad, en humildad y sujeción, a autoritarios, estafadores y abusadores; no se le puede obligar esto a ninguna persona.
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La obediencia se da de forma natural a los facilitadores que uno ve que son gente honesta, sincera, que lo único que desean es el bien de sus estudiantes.

La verdadera obediencia es la que se asume sin que sea impuesta. Así que ningún facilitador les pida obediencia a sus estudiantes. La obediencia se gana, no se impone.
Si al estudiante le apetece, como un dictado de su alma, obedecer, que obedezca; sino, no.
Cumplir con la “Santa Sabia Obediencia” es rendir el "yo personal”, desarrollando la humildad. Lo contrario es orgullo, prepotencia y altanería.
Recordemos las palabras de Jesús: “No he venido para hacer mi Voluntad, sino la de Aquel que me ha enviado”. La simiente de la “Santa Sabia Obediencia” está en el "Padre Nuestro”, cuando se dice: “Hágase Señor tu Voluntad así en la tierra como en el cielo". Es el doblegamiento de la personalidad a la “Voluntad de Dios”.
Fragmentos extraídos del libro "Francisco" de Rubén Cedeño publicado por Editorial Señora Porteña
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