Mahatma Gandhi liberó a todo un país de millones de personas muy humildes, de escasos recursos económicos, gente de un bajo nivel intelectual, de un gigante poderoso, rico, plagado de intelectuales, tan solo con la puesta en práctica de la “Resistencia Pacífica”. Si él pudo hacer esto con diferencias aparentemente tan insalvables, como las que había entre Inglaterra e India, tú puedes lograr lo que te propongas en situaciones menos difíciles que las que Gandhi tuvo que afrontar. Por favor, todos pongan mucho cuidado en esta instrucción; es de extrema importancia ponerla en práctica, pues con ella pueden resolverse muchos imposibles.
Si se es víctima de una injusticia, ilegalidad o ensañamiento de otro, y se tiene la razón completamente, sin lugar a dudas –no se ha robado, no se ha quebrantado ninguna ley, no se ha engañado a nadie, no se ha traicionado, tampoco calumniado-, no hay que pelear, alzar la voz, impacientarse, insultar, amenazar o irse a las manos; ni siquiera hay que tocarse. De forma totalmente pacífica, con voz suave –jamás alzarla-, con toda la educación posible, hay que ofrecer resistencia y exponer las razones que se tienen, de modo claro y contundente. Mientras el transgresor más se afinque en su posición, más pacífico hay que ponerse; mientras más alce la voz el otro, más tiene que bajarla uno; mientras más agresivo el otro, más dulce hay volverse. Ya con esto se puede conseguir algo. Y si no se logra nada, no hay que alterarse, hay que seguir en la “Resistencia Pacífica”.
“Resistencia Pacífica” es resistir, no aceptar el daño, la maldad, lo indebido, pero en Paz, tranquilo, sin alteraciones. Esto es la esencia del “Ahimsa“ y del “Satyagraha”. Si aplicándola no se consigue nada, hay que invocar todas las protecciones que se conocen, a los “Seres de Luz” a quienes les pueda competer el caso, y dejar que la Ley de Karma actúe, que esa sí es verdad que nadie juega con Ella ni la burla nunca. Pero no hay que hablarle al contendor de la actuación de la Ley de Karma como una amenaza; eso no es “Ahimsa”; eso se hace en silencio, en “no violencia”.
Extraído del Libro “SANÂTANA DHARMA – Enseñanza Eterna”, de Rubén Cedeño.
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