PADRE, PERDÓNALOS
Enfoquémonos en la actitud de perdón de Jesús, ante el cruel sufrimiento que le infringieron durante la Pasión, y veamos cómo siendo atacado, perdonaba. Digamos: “Te doy mi amor y mi perdón. Yo Soy la Llama Violeta del Amor Compasivo, que consume y disuelve todos los errores cometidos por mí y por toda la humanidad”. Esta es la clave oculta del grandioso suceso del perdón de Jesús.
La crueldad extrema de la Pasión de Cristo cumple una finalidad: que no importa lo que, nos hagan sufrir, el tamaño del daño infringido, PERDONEMOS. Sin perdón no vamos a llegar a ninguna parte. Tan solo considerar el dolor padecido por Jesús durante su Pasión, y reflexionar en su “perdón universal" hacia todos los que le provocaron tan horrible muerte -sin tomar en cuenta que Jesús fuera un enviado de Dios, un Maestro encarnado y tantas cosas más, tan maravillosas que dicen de Él-, nos llevará a damos cuenta de que es la más grande instrucción que Maestro alguno le haya dado a la humanidad.

A la par de la gran crueldad que se estaba cometiendo con Jesús, haciéndolo padecer tanto, está el perdón y la humildad más grande que se haya visto jamás. Es que, en la cruz, Jesús le dijo a esos mismos que lo torturaban: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Texto extraído del libro: "Padre Nuestro Metafísico" de Rubén Cedeño, Editorial Señora Porteña