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MANDYLON

En la “Santa Misa”, en la religión, la gente necesita imaginarse a Jesús, pero nadie conoce el rostro que verdaderamente tenía, ya que no se le tomó ninguna fotografía o película, tampoco se le ocurrió a nadie hacerle un retrato. Por lo tanto, la mayoría de las caras que vemos en estatuas y pinturas de Jesús son creación del artista, aunque hay una historia del verdadero rostro del Maestro.
La tradición asegura que la primera imagen de Jesús –que se puede considerar el primer ícono de la cristiandad, junto con el de la Virgen María– la hizo el propio Maestro y está en el “mandylion”, palabra que quiere decir “toalla”. El rey Abgar de Edesa –hoy en día Urfa, en Turquía– estaba sumamente enfermo de lepra, quería ver a Jesús y envió una delegación a buscarlo, pero como ya estaba próximo a su Pasión, el Maestro no pudo acudir a verlo. Jesús tomó un paño, se lo puso en la cara, y allí quedó estampado su rostro. Algo parecido sucedió tiempo después, cuando Jesús venía cargando la cruz y una mujer le limpió el rostro, que quedó estampado en el paño.
En Roma, en el altar que se encuentra al ascender la Scala Santa, hay un ícono enmarcado en plata y joyas; según parece y dice la leyenda, muestra un rostro de Jesús que es aquerópita; esto quiere decir que no está pintado por ningún humano. También dicen que la copia fidedigna del rostro de Jesús, y su retrato más antiguo, es un ícono que se encuentra en el museo de íconos del Monasterio de Santa Catalina que está al pie del Monte Sinaí, en Egipto.
Extraído del libro "Metafísica de la Misa" de Rubén Cedeño, Ed Señora Porteña
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