¡Les presento otra concesión que da la Fe, trayendo a sus mentes la maravillosa liberación a la que conduce la adoración y honra de una “corriente de vida” hacia el Poder Divino!
¡Cuando un individuo honra el Poder de Dios, sea este descargado directamente desde la Fuente de toda vida o, indirectamente, a través de uno de los Mensajeros del Reino, tal individuo, a través de su propia conciencia, acepta el Poder Divino como una realidad que no puede ser negada, como una Magna Presencia cuyo Poder es Omnipotente y como una Gracia Omnisciente cuya eficacia es ilimitada!