Lahiri Mahasaya, el Gurú del Gurú de Yogânanda fue a un Kumbha Mela, una peregrinación espiritual especial, que se hace en la India, a determinados lugares sagrados en fechas específicas; en un Kumbha Mela se ven, por donde quiera, desfiles ceremoniales de santos, gurús, devotos y, sobre todo, muchos Sadhus.
En un Kumbha-Mela, Lahiri Mahasaya vio a un “Sadhu Hipócrita” que fingía ser Sadhu. Esto no es de extrañar, ya que, tanto en esa época como hoy en día, en India se ven “Sadhus Hipócritas” por todas partes, que son auténticos “disfraces de espiritualidad”. En cualquier parte de nuestro mundo existen personas que, por decir palabras copiadas de los libros espirituales, pretenden erigirse en líderes del espíritu, aconsejar y dictaminar, sin haber conducido nunca un alma, ni grupos espirituales, ni conocer profundamente los libros sagrados y la espiritualidad; esto los lleva a referirse a datos en forma inexacta, despertando la incredulidad de facto en quien los contacta, asunto del que ellos no se dan cuenta. ¡Y qué bueno que no se dan cuenta! De este modo, por su ignorancia se, delatan a sí mismos.
Lahiri Mahasaya, después de observar al “Sadhu Hipócrita”, vio a Babaji arrodillado delante de este; entonces, sorprendido lo interrogó ¿Qué haces adorando a un “Sadhu Hipócrita”. Babaji le contestó: “Estoy lavando los pies de éste que ha renunciado”, “Sirviendo, tanto a los Sadhus ignorantes como a los sabios, aprendo la Humildad, que es la virtud que más le agrada a Dios”.
Lo que quiso enseñar Babaji es lo que todos debemos practicar: no criticar, ni darle la espalda a nadie que pretenda estar en el camino espiritual, sea sincero o no; debemos honrar tanto a los verdaderos maestros como a los falsos, a los que cobran como a los que instruyen en forma gratuita, a los honestos como a los estafadores, porque todos tienen a Dios en su interior y alguna función cumplen dentro del “Gran Plan de Dios”. No despreciemos lo que Dios no desprecia. Esto es “Compasión Infinita”.
En otro Kumbha Mela, Babaji se le presentó a Sri Yukteswar junto a sus discípulos y le dijo que le enviaría un discípulo para que lo adiestrara en la difusión del Yoga en Occidente; por supuesto, este fue Yogânanda.
Extraído del libro "Sanâtana Dharma" de Rubén Cedeño
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