AMBIENTES Y ELECTRONES
Todos los sitios tienen cargado el ambiente con los electrones de lo que allí se piensa, se siente, se habla y se hace, y el que respira en ese sitio se impregna de ellos y termina reproduciendo en su vida lo que esos electrones introdujeron en él. Si se trata de un concurso de belleza, los electrones del lugar están impregnados de hermosura, porque todos andan bellos, bien peinados, perfectamente maquillados y vestidos. Un hogar donde tiranizan, maltratan a los hijos, les mal califican la energía, es un infierno de energías electrónicas siniestras. Si se trata de un antro de ladrones, como esos electrones están impregnados de pillería, hurto y demás irregularidades, de tanto aspirarlos, a cualquier persona que vive allí se le pegan y termina robando, matando o engañando sin darse cuenta.
Al golpear, tirar o romper cosas u objetos con rabia, los electrones de los materiales que los componen se impregnan con odio; posteriormente, regresan a quien los mal calificó, para ser redimidos, y la persona sufre por ello. Por eso hay que tratar con delicadeza cada cosa, objeto, auto, computadora, libro, puerta, artefacto eléctrico y todo lo demás.
Cuando un objeto cualquiera ha cumplido su misión y hay que desecharlo o regalarlo, se le debe dar las gracias, diciéndole: “LES DOY GRACIAS A ESTOS ELECTRONES POR EL SERVICIO PRESTADO”.
Así se quedará en armonía con esa parte de la vida. Ante cualquier asunto que entre en uso en nuestra vida, como, por ejemplo, al cocinar o manipular algo, podemos decretar: “BENDIGO EL BIEN Y LA LUZ EN ESTOS ELECTRONES”.
Extraído de "Transmutación Electrónica Metafísica" de Rubén Cedeño, Ed. Señora Porteña
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