CAPO COLONNA
Como solitaria centinela, desafiante ante el tiempo, el espacio y el mar, estaba enhiesta una columna dórica a la que me acerqué con todo respeto; la besé como único vestigio visible del lugar donde había estado la Escuela del Maestro de Maestros, la cuna de la filosofía, la casa de Pitágoras. Estaba solamente "Capo Colonna": columna de la cabeza, muy principal, resto singular del glorioso y muy visitado templo alrededor del cual Pitágoras solía deleitar a sus estudiantes con sus profundas Enseñanzas. Así como esta columna, recto, en conexión con el Alma, hay que permanecer impertérrito ante el tiempo, las pasiones, los puntos de vista, el mundanal ruido y, si es menester, la soledad; bienvenida sea con tal de mantener el vínculo con lo Divino.
Extraído del libro INSTRUCTOR MUNDIAL de Rubén Cedeño
Colección Obras Completas Vol. 10