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COMPASIÓN INFINITA

La “Compasión Infinita” es darse cuenta del sufrimiento de los demás y auxiliar al que padece, dándole lo que necesita junto con la Enseñanza Espiritual.


La “Compasión Infinita” es la primera cualidad de todo Buddha, Maestro o Santo, y lo primero que debe ejercitar todo estudiante espiritual.


Dice “La Voz del Silencio”: “Armado con la llave de la ‘Caridad’, de la tierna ‘Compasión’, seguro estás ante la puerta que conduce a la entrada del Sendero”.


El sufrimiento propio por los pesares de la personalidad herida, se alivia con Amor Compasivo, socorriendo el sufrimiento de los demás.


Cuando se tiene Amor Compasivo, no se toman decisiones que hagan sufrir a los demás.


“Compasión Infinita” es tirarse a la calle a ayudar a la gente, ir a los hospitales a auxiliar a los enfermos, a las cárceles, a cambiarle la mentalidad a los delincuentes, salir a enseñar a los ignorantes y darles la Enseñanza Espiritual que los liberará del sufrimiento.


“Compasión Infinita” es tomar una caja con libros e ir cada vez a un pueblo distinto a enseñar, contribuir económicamente o de cualquier forma para llevar la Enseñanza Espiritual por todos los rincones de la Tierra, y no estar cómodamente en un palacio, en una casa o club, perdiendo el tiempo.


Ser una encarnación del Amor Compasivo es ser como el Buen Samaritano, como Jesús ante el buen ladrón moribundo, o como la Madre Teresa de Calcuta, que se lanzó a la calle a socorrer gente que estaba muriéndose, infestada o contaminada de virus mortales y contagiosos.


Tener la Enseñanza Espiritual sin Amor Compasivo por el facilitador o maestro, los discípulos, el grupo espiritual y el resto de la humanidad es ser un peligroso monstruo sin piedad.


Extracto del Libro “COMPASIÓN INFINITA” de Rubén Cedeño.

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