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MEZQUITA ÚNICA


Desde lo lejos avizoraba una gigantesca e imponente nube blanca posada entre las dunas del desierto. En la medida en que me acercaba vi que más que una nube, era un pedazo de cielo en la tierra, con gigantescas cúpulas blancas que flotaban por encima de las arenas: Era el Paraíso de Al-lāh en la tierra, la mezquita Sheikh Zayed. Al-lāh, Dios Manifiesto, no necesita un lugar en específico para que se le adore, medite, reverencie o rece, porque está en todas partes. Pero esto todo el mundo no lo logra entender, menos aún lo concientiza, por eso existen las mezquitas. Y si mezquitas han de existir, deben ser un reflejo del Paraíso de Al-lāh, para que Dios en ellas, no extrañe su casa. Esto de que la mezquita sea un reflejo del “Paraíso de Al-lāh”, en los Emiratos Árabes es tomado al pie de la letra, muy en serio, y por eso en Abu Dabi se encuentra la mezquita Sheikh Zayed una de las más grandes y lujosas del mundo, una joya en la tierra, la cual costó más de 600 millones de dólares, convirtiéndose en la principal atracción turística del país. Si Dios todo lo tiene y da, nada es nuestro, ni nuestro dinero. A Dios hay que mantenerlo como dueño de todo, porque de Él, lo es todo ya. Al-lāh todo lo tiene, Al-lāh todo lo da. Un señor entrando a la mezquita Sheikh Zayed, viendo todo el esplendor y riqueza que allí había, me dijo: “Y saber todo el hambre que hay en el mundo…” y le contesté: La riqueza de esta mezquita no puede acabar con el hambre del mundo, ni todas las riquezas de la tierra, el hambre del mundo la ha habido siempre y seguirá existiendo, porque no es por ausencia de dinero, es la falta de “conciencia de prosperidad!

Una joven hermosa, inteligente y muy capaz que se encontraba en un aprieto económico pidió dinero, y le dije: “¿Y cuándo se te acabe el dinero que pides, que vas a hacer? ¿pedir más? La mejor ayuda económica que se le puede dar a alguien es enseñarle a tener “Conciencia de Prosperidad”. Así, nunca le va a faltar nada, porque toda la fortuna del mundo está en el Paraíso de Al-lāh; Al-lāh es nuestro padre y lo que es del padre es del hijo, y si el hijo no lo tiene, se lo reclama. Así que reclama tu herencia, la fortuna del Paraíso de Al-lāh. Mientras se pida prestado, se deba dinero o se estafe, no se desarrollará la Conciencia de Prosperidad del Paraíso de Al-lāh.

Aunque no lo crea, cuando se concientiza la riqueza del “Paraíso de Al-lāh”, se puede vivir con ella: Al-lāh abre sus puertas y sus infinitos tesoros se derrochan, como una lluvia imparable sobre sus fieles. Eso si, Al-lāh enuncia como una de sus leyes “que el tratamiento que cada uno recibe en el Hanna (o Paraíso) está de acuerdo a sus hechos en la vida terrenal”. Esto es el enunciado del Principio de Causa y Efecto, que según las causas, serán los efectos. Si se es generoso, Al-lāh será generoso y si se es mezquino, pues no se recibirá la generosidad de Al-lāh. No lo creas, haz la prueba y verás. Repite conciencia “YO SOY EN MI LA RIQUEZA DEL PARAÍSO DE AL-LĀH”. Sheikh Zayed, fue el primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos y al desencarnar fue enterrado en esta mezquita que hoy lleva su nombre. Tan solo al entrar y asomarse al patio central, se puede disfrutar de una de las mejores imágenes de la mezquita, donde se aturden los sentidos al contemplar una construcción inconmensurable de más de 28 tipos diferentes de mármol blanco, que dejan en limpio la visión magnificente de impactantes cúpulas, con sus cuatro minaretes y la fachada de la incomparable sala central y de oración. Vale añadir que más de 40 Mil personas caben en esta mezquita con toda comodidad. Se dice que en el Hanna o Paraíso de Al-lāh, los palacios son de oro, plata y perlas. La Mezquita del Sheikh Zayed esta circundada de lujosos pasillos y salas, donde todas las paredes están

cubiertas con una infinita cantidad de adornos hechos con millones de incontables piedras preciosas y semipreciosas: lapislázulis, amatistas, ónix, aventurinas, nácares y pare de contar.

Así como los capiteles de las columnas son de oro, la entrada a la sala central de la oración es fastuosa: las dos paredes del pasillo de entrada y el marco de la puerta está todo rebozado en adornos florales de piedras preciosas como todas las paredes. Al entrar me dirigí directamente a la Mishra, el punto en donde se dirige la oración, era todo de oro puro, y al inclinarme lo hice sobre la alfombra más bella y grande del mundo, hecha de lana y algodón ¡de unos 5.627 metros cuadrados con un peso de 47 toneladas! No les cuento lo que vi al mirar hacia arriba de la araña que iluminaba la sala… ¡Era una de las 10 arañas de todo el lugar, toda en cristales de Swarovski, de más de 8 millones de dólares!

La mezquita Sheikh Zayed es toda una lección de prosperidad. Pero como Al-lāh está en todo, en Al Badiyah un Emirato cercano a Dubái, está la primera mezquita del país, que data del siglo XV; pequeña, de barro, humilde, sencilla, con el encanto incomparable de la energía acumulada atreves de tantos siglos de oración. Cuando entré, me dije: Aquí esta Al-lāh.

— en DUBAI.

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