NOMBRE DE LA TOTALIDAD DE LA VIDA
A la "Vida" no le importa, ni siquiera se percata, del nombre que se le adjudica -sea "Dios", "Padre Eterno", "Allah", "Parabrahman", "Vajradhara" o "Íshwara"-, como tampoco toma en cuenta la religión a la que pertenezca ni como se crea que se le deba adorar, y en ninguna de estas creencias o prácticas va implícito un castigo o un infierno, aunque sus practicantes así lo crean.
Pero a la Vida sí le importa y ante lo cual sí reacciona de forma implacable, es al quebrantamiento de sus tres aspectos básicos: "Buena Voluntad", "Sabiduría" y "Amor", como, por ejemplo, al ser malo, traicionar, ignorar las cosas, robar, matar, extorsionar, engañar, guerrear, ser divisionista, inarmónico, inclemente o cruel en cualquier forma; ante la falta de amor, la separación, no importa lo que se crea o la religión que se practique. De inmediato, la "Totalidad de la Vida" actúa, haciendo que se le devuelva estas acciones -y con creces- al que las ejecuta, con la finalidad de que aprenda que "eso no se hace". Esto no es un castigo ni una condenación infernal, sino la devolución justa, en carne propia, de lo que se le ha hecho a los demás.
Extraído del libro Conciencia de sí mismo - Psicología del Alma de Rubén Cedeño