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APLAUSO Y CONDENA

Todo lo que les he contado, desde la época de Conny Méndez hasta llegar al presente, a tener escritos e impresos todos estos libros, realizar infinidad de viajes de investigación a los cinco continentes, instruyendo grupos y todo eso, es por un solo objetivo: tener más destrezas de cómo hacer para que todos Despierten la Consciencia y desenvuelvan su “Ser Interno”. Si no hay “Despertar de la Consciencia”, no hay nada. Nada de lo llamado “espiritual” sirve para nada.


Mi persona no es bonita, pero si a mí me diera la gana de ser un cantante famoso, lo podría ser, porque estoy graduado en ese arte como artista, compositor, y tengo todas esas cualidades; pero no las uso, porque sé que ese mundo es maya, es ilusión. Porque esa misma gente que te aplaude, te admira, te pide la foto, que le firmes el libro, es la misma gente que te insulta, critica y condena después. Esto hay que aprenderlo: no crean en los que aplauden ni en los que dicen que los están siguiendo; todo eso es maya, es mentira. “El mismo que te aplaude hoy es el que te condenará mañana”.


LO QUE PERMANECE


Hay algo que sí permanece más allá del aplauso, la condena y los nombres de organizaciones. Conny Méndez desencarnó y las personas que me traicionaron y me dijeron que me botaban de la Metafísica, también desencarnaron. ¿Y qué es lo que ha quedado? “La Enseñanza”. Por eso, en esto me baso para decir que no soy metafísico y que la Metafísica no existe, pero sí existe una Enseñanza que es eterna, más allá de nombres y titularidades, por la cual trabajo. Y espero que los facilitadores que trabajan con mi persona hagan eco de esta voz y asuman lo mismo, no porque lo diga mi persona, sino porque es lo más sanitario para la personalidad, en estos asuntos internos.

Por favor, no trabajen para la Metafísica, porque se van a exponer a que les hagan lo que una vez me hizo una mujer que, después de una charla, en donde no le satisficieron sus expectativas, cuando me iba en un taxi, me gritó: “Esto no es Metafísica. Ustedes, que se llaman metafísicos, están engañando”. Ella no me estaba insultando, ella me estaba diciendo la más pura verdad; es que ni mi persona ni ninguno de nosotros somos metafísicos. La Metafísica no existe.


Extracto del Libro: “Reflexión Interior” de Rubén Cedeño.



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