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BENDICIÓN


Al bendecir las cosas, nuestros estudiantes, el dinero, la salud, el bienestar, se multiplicará, pero si bendecimos indiscriminadamente a un pobre, un ladrón o facineroso, estamos aumentando esta cualidad en él. Como estamos en un mundo dual, porque somos seres inascendidos, todo tiene dos polaridades, en este caso positivo y negativo, y para protegernos de la polaridad negativa, cuando bendecimos aclaramos, pensamos, sentimos y proyectamos que sólo sea "el bien".

Si bendecimos nuestro hogar, la familia, un hijo o cualquier persona, estamos aumentando lo bueno y también lo malo que hay en ellos. En vista de esto, sólo debemos bendecir "el bien" o lo bueno en las personas y en todo lo que veamos. Si le damos una limosna a alguien, debemos decirle: "BENDIGO TU PROSPERIDAD". Al bendecir un hogar, el trabajo o a un familiar, digamos: "BENDIGO EL BIEN EN TI".

La práctica de bendecir sólo el bien nunca hace ir mal. De todas maneras, comprobar la efectividad de la bendición es muy fácil viendo cómo bendice al que le va bien y cómo bendice al que le va mal.

Extraído del libro "Sacerdocio del Fuego Sagrado" de Rubén Cedeño

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