LÁMPARAS AL RÍO GANGES

Se acostumbra hacerle ofrendas a la Madre Ganga, “Guardiana Silenciosa” del Rio Ganges, lanzando a sus sagradas corrientes unas lamparitas encendidas de base vegetal, con flores y cera, que son una belleza y que algunos nativos se acercan y venden. Estas ofrendas de fuego y flores, se le ofrecen a Madre Ganga con todo amor, dándole las gracias por estar aquí envueltos en esta circundante magia sin par de Benarés, la Ciudad Sagrada y las benditas aguas de este sin par afluente.
Ya en una barca, después de una invocación, se suelta la lamparita vegetal con flores y cera, en las imperceptibles corrientes del río, para que se unan con las incontables lamparitas de miles o millones de devotos, lucecitas infinitas que salpican la superficie. Mientras la barca avanza, cuando voy con estudiantes, en voz alta les voy explicando los Gath donde he encontrado la esencia de la India, la razón de vivir y el motivo de la muerte; en cuyas orillas he fallecido y vuelto a revivir.
INVOCACIÓN
En el nombre de la Divina Presencia de Dios y de Mother Ganga, ofrecemos estas llamas por la Iluminación de toda la tierra, para que a la India venga la Enseñanza de la Era de Acuario. Que cada una de estas llamas ilumine la mente de los hindúes, y los corazones de los miembros de todos nuestros grupos en el mundo; que los Pilares de la Metafísica, las Siete Leyes, los Siete Rayos, el conocimiento del Cristo y del “Yo Soy” se establezcan para siempre en la India. Esto queda dicho, afirmado, por el más sagrado nombre de Dios que “Yo Soy lo que Yo Soy”.
El río Ganges es pacífico, sus aguas son plateadas, parece que no se movieran, por donde se busque su horizonte, se ve la inmensidad, parece que se perdiera en la eternidad.
LÁMPARAS SIN LUZ
Un día, andando con un grupo de estudiantes, nos subimos en una barca en el río Ganges y era mi deber, como facilitador del grupo, adquirir las lámparas y encendérselas para ofrendárselas a Madre Ganga, lanzándolas al río. El facilitador, maestro o gurú siempre tiene que ofrecer la Luz en virtud del principio de “Como es arriba es abajo” y el estudiante, en retribución, debe ofrendar al Facilitador por darle la instrucción, y jamás llegarse hasta este con las manos vacías, como es costumbre aquí en la India. Los estudiantes se apresuraron a adquirir las lámparas y me dieron una. Pero tanto a mí como a los demás entregaron las lámparas apagadas. Como la lámpara del Facilitador no se encendió, nadie encendió la suya.
Les observaba meditativamente la cara a todos en una lamentable travesía por el Ganges, dormidamente, en actitud triste, portaban lámparas apagadas en sus manos ¿ Irán así por la vida algunos de ellos?. Mientras tanto, el fuego de mi alma conciente de lo que pasaba, ardía, me
incineraba de verlos estúpidamente con una lámpara apagada en la mano y se olvidaban del “Principio de Correspondencia” que dice: “Como es Arriba es abajo”. ¿Cómo vamos a andar por el Ganges con una lámpara apagada? Nadie fue capaz de agarrar fuego para encenderlas, por falta de iniciativa. ¡Cuánto pesar hay en el mundo por falta de una decisión acertada. Me estallaban en la mente las palabras de Jesús sobre la lámpara encendida que hay que poner encima de la mesa para que alumbre a todos. ¿Cómo es posible que exista alguien en el mundo que le dé a otro una lámpara apagada?. Mientras navegábamos por las orillas del Ganges, no disfrutaba del hermoso espectáculo de los Ghat y la gente bañándose en sus orillas, me mortificaba, replanteándome todo el Dharma, pensando que tal vez había perdido todo mi tiempo en años facilitándoles la Enseñanza, si ellos no eran capaces de dar una lámpara encendida. ¡Piensen! Hay que reflexionar en esto, ¿qué es entregar y vivir con una lámpara apagada? ¿Acaso mi persona, que les facilita, alguna vez les ha dado una lámpara apagada?
FOTO: Grupo de estudiantes de Rubén Cedeño en el río Ganges en India.