CRÁNEO DE LA SAMARITANA
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En vista que un guardia que cuidaba el pozo de la Samaritana en Nablus se opuso rotundamente a que le tomara fotos al lugar debido a lo antiguo de los iconos que estaban en las paredes, me retire con una sensación de tristeza y frustración muy grande, pero con la fe de que eso no se iba a quedar así. Tenia que volver a Nablus a realizar la película con las explicaciones del sitio en un mes.
El día antes me puse a decretar de que nos dejaran tomar fotos y películas en el sitio. Llegamos en medio de amenazas de disturbios, entramos a la inmensa catedral ortodoxa, baje a la cripta del pozo y en una silla sentado estaba un padre muy reverendo y anciano por demás. Lo primero que hice fue irlo a saludar y pedirle su bendición, la que me dio muy gustoso. Cuando saque la cámara no objeto nada y lo que siguió fue la filmación y todo tipo de tomas.
Los decretos funcionan. Finalmente me le arrodille y le pedí de nuevo la bendición, la que hizo con toda la reverencia del caso y torrentes de energía me corrieron por todo el cuerpo, el padre manejaba poderes, luego todos los que me acompañaban, Fernando, Mario y Abraham hicieron lo mismo.
El padre se levanto de su asiento y en la catedral nos enseño como algo muy especial una reliquia del cráneo de la Samaritana y en otro sitio nos mostro donde estaba su cántaro. Luego nos explico que todos los hermosos frescos de la catedral los había realizado el mismo con su mano durante años de trabajo. El padre era un gran artista.
En un lugar del jardín de la entrada de la iglesia nos enseño la tumba que ocuparía el día que desencarnara. Era como especie de un santo viviente. El padre se desvivió en explicaciones sobre todo el lugar y siempre me trato con el titulo de “Padre”. El padre al terminar nuestro trabajo comenzó a cerrar con llave todas las puertas de la catedral, como protegiéndola de algo.
Después de este sitio fuimos a visitar la tumba de José el hijo de Jacob y tuvimos que salir en estampida ya que los disturbios de los palestinos estaban a punto de irrumpir en el sitio y señales de pedradas se dibujaban en el asfalto por donde se desplazaba nuestro auto.
Foto. El reverendo padre ortodoxo, Ruben Cedeño y la reliquia del cráneo de la Samaritana