BATALLA DE MARATÓN - POR RUBÉN CEDEÑO
BATALLA DE MARATÓN NOTA PERSONAL DE RUBÉN CEDEÑO
A cierta distancia de Atenas, cercas de las costas del Mar Egeo, metiéndonos por infinidad de carreteras, calles y caminos por aquí y por allá, a tientas, sin indicaciones ciertas, a pesar de estarnos guiando por un navegador, no dábamos con el sitio de la Batalla de Maratón. Era el objetivo llegar allí y dar comienzo a las grabaciones explicando la importancia de la primera de las Guerras Médicas para poder entender a cabalidad la batalla de las Termópilas donde el Maestro Serapis Bey, como Leónidas, comandó el ejército de los espartanos.
Al fin dimos con el sitio y curiosamente, fue por divisar desde lejos un promontorio, que es la tumba que todavía se conserva después de 2.500 años, de los pocos soldados griegos que murieron en batalla en comparación con la suma de los persas que perdieron la batalla. La estatua de Milcíades que hay en el lugar nos pareció ideal como fondo para la filmación. En vista que en veces anteriores que hemos estados en Grecia he escuchado a Fernando Candiotto explicar las Guerras Médicas tan maravillosamente como si hubiera participado en ellas, al terminar mi alocución le dejé la palabra a él, para que se grabara con la emoción y vivencia que las transmite.
Nunca en mi vida he escrito ni hablado en conferencia alguna sobre ninguna guerra, no está en mi naturaleza de ser, comunicar nada que tenga que ver con enfrentamientos. Sobre las Guerras Médicas es la primera vez que hablo y escribo narrando una contienda bélica, y tiene una poderosa razón de ser, es que se hicieron por la defensa de la cultura, la educación, la Luz, la filosofía, la espiritualidad de occidente en contra de la barbarie, la deshumanización que traían los persas de aquella época.
Me hubiera gustado participar toda mi vida en una Metafísica en paz, totalmente idílica, como la que aprendí y la explican los libros de los Maestros, pero como lo iba a hacer al completo, si he visto gente tratando de descomponerla, dañarla con sus actitudes, publicado o creyendo en fotos de hombres y mujeres de apariencia y poses mundanas, como si fueran Maestros Ascendidos o Dioses, lo que es una total profanación de sus Presencias; así mismo se ha observado personas inescrupulosas, inmiscuyéndose en los asuntos privados de nuestros grupos espirituales para poner estudiantes contra facilitadores, desviarlos de sus caminos; también se ha contemplado cómo han querido imponer disparates que se oponen a cualquier razón, recibido por supuestas canalizaciones, la mayoría ignorantes de las más básicas verdades esotéricas y además de esto, muchos disparates más. ¿Me iba a quedar de brazos cruzados?, ¿no iba a decir nada? No, era imposible, he tenido que reaccionar, decir algo, actuar y lo he hecho como los griegos ante la vulgaridad y la incultura de los persas. Y esto lo he realizado de la forma como me ha parecido más pertinente o como me ha salido en el momento, unas veces con modales y otras sin ellos, bien dice el dicho: En la guerra y en el amor todo vale. Pero he defendido la causa, he perdido batallas, pero gracias a la asistencia de los Dioses y los Maestros jamás he perdido ninguna guerra.
Esto ha conducido a que muchos se aferren más a nuestros principios espirituales y se engrandezcan los grupos, pero también a las peores y más encarnizadas críticas, calumnias, traiciones, engaños y como en toda guerra, a la pérdida de fieles y buenos soldados, que he lamentado y llorado amargamente, pero no a la pérdida de la cruzada, en la cual sigo lleno de heridas, pero vivo.
En las termas romanas cuando los hombres se desnudaban ante la mirada de los otros y se observaban entre sí sus cuerpos, los que no tenían heridas, eran vistos como nadie por los demás y el que más cicatrices tenía, estaba más maltratado, era el más admirado, porque había estado en más batallas y si estaba allí en los baños, era porque había sobrevivido. Mi cuerpo está lleno de heridas y escribo, y grabo una alocución sobre Maratón porque he sobrevivido.