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CONNY MÉNDEZ EN PRIVADO - POR RUBÉN CEDEÑO

Libro: Memorias Metafísicas.

45 años en la Metafísica


OFICINA


Al terminar el bachillerato, le dije a Conny que quería ir a trabajar a su oficina como su “office boy” ad honorem –esto es, su ayudante de oficina gratuito– y así fue.En la parte de atrás de la casa de Conny Méndez, la Quinta “El Jabillo”, había unas dependencias separadas del resto de la casa, y allí Conny tenía su oficina. Su escritorio estaba pegado a la pared, con una Lámina de la “Presencia Yo Soy” gigantesca. Hacia esta enorme pintura, Conny se volteaba, la veía y se inspiraba cada vez que iba a escribir algo. Su poltrona de oficina era grande, redondeada y con ruedas que le permitían girar; a Conny le fascinaba voltearse en ella de un lado y de otro. Opuesto a su escritorio, estaba el de Katiuska, su secretaria, mano derecha y maestra ejemplar de Metafísica.Entre las 9 y las 10 de la mañana de todos los días, ya estábamos en la oficina, la propia Conny, Katiuska y mi persona dispuestos a trabajar.


Conny siempre amanecía vestida con un elegantísimo deshabillé o salto de cama del color del Rayo del día, incluyendo las zapatillas que le hacían juego. Los Lunes Conny amanecía vestida de amarillo, los martes de rosado, los miércoles de blanco, los jueves de verde, los viernes de naranjita pálido, como un melocotón, los sábados de violeta y los domingos de azul. Ver a Conny vestida así cada día, con los colores de los rayos, me impactó y me influenció tanto y hasta tal punto, que han pasado las décadas una tras otra y mi persona se sigue vistiendo cada día con el color del rayo del día y muchos de los metafísicos que trabajan con mi persona también lo hacen. Existe un “Ser de Luz de naturaleza cósmica llamado la Señora Consonancia que dice que vestirse con los colores del día del Rayo lo armoniza a uno con la radiación del cosmos y ayuda a armonizar la Tierra comenzando por el entrono por donde uno habita.



CONNY MÉNDEZ Y EL ORDEN DEL DÍA


En la oficina de Conny en las mañanas, casi siempre se trabajaba sobre futuras publicaciones. En esos primero días que comencé a trabajar con ella se estaba laborando arduamente en sacar la serie de revistas El Nuevo Pensamiento, hoy en día esta revista está editada como un libro. A mediodía, a veces, comíamos en un restaurante o en casa de Conny. Comer en casa de Conny Méndez era todo un acto protocolar, de mayordomo llamado por campanitas y todo lo demás. El protocolo se usa en el cielo, ya que es una manifestación del orden divino, que es amor; el Séptimo Rayo Violeta del Maestro Saint Germain es el encargado de esto, y no hace falta ser rico para ser protocolar.


CONNY MÉNDEZ Y EL TÉ


En la tarde, aproximadamente a las cuatro, Conny comenzaba a recibir consultas de personas que la llamaban y pedían cita con este fin. De cinco a cinco y treinta, Conny Méndez servía el té, y se invitaba a quien estuviera en la oficina en ese momento. Un té en casa de Conny Méndez era todo un delicioso ritual. La mujer de servicio generalmente trinitaria y que no hablaba castellano y se le hablaba inglés, traía la inmensa bandeja con la tetera del té sin servir, las tazas y una pequeña meriendita.


El juego de té era de porcelana de fondo blanco con flores de color rosa viejo. Por cierto que Lastenia, la nieta de Conny, me regaló un platico del juego que se la había descompletado y lo guardo como una preciada reliquia, ilustre recuerdo de esos días gloriosos. Conny personalmente, siempre servía el té con sus propias y delicadas manos. Ella decía que en la tetera había que colocar la cantidad de agua exacta y era una taza de agua caliente por cada personas que lo iban a tomar y una taza demás que se la bebía la tetera. Como siempre, Conny vivía personalizando y dando atributos humanos a los objetos inanimados.


El té, Conny lo podía servir a la inglesa donde le preguntaba a la persona a la que se lo iba a servir en su muy refinado y bien articulado inglés, si lo quería con un “cloud of milk” o “nube de leche” o a la simple, con el tradicional chorrito de limón. Conny tenía una receta con la que hacía preparar unas pequeñas y muy delgaditas rebanaditas de baguette que se untaban con mantequilla, las espolvoreaba con azúcar y canela y las introducía en el horno. Esto siempre era la delicia más grande del té. A veces preparo esto y lo brindo o lo como a la memoria de Conny Méndez (Foto 17: Juego de Té de Conny Méndez)


CONNY EN ALGUNAS NOCHES


Algunas noches en la casa de Conny Méndez nos reuníamos en “private”. Algunas veces llegaba la Profesora Ana Mercedes Asuaje de Rugeles, directora del Conservatorio de Música Juan Manuel Olivares, donde mi persona estudiaba y que además de ser una gran compositora, era viuda del gran poeta Manuel Felipe Rugeles y que por ello había llevado una importante vida diplomática. A veces se sumaba Blanca Estrella de Mescoli, la primera mujer graduada de compositora en Venezuela, una gloria nacional que ganó varias veces el premio nacional de música. A veces, entre tantas eminencias me sentía como “una cucaracha en baile de gallinas”. Juntos nos poníamos a hacer música, a veces Conny, Blanca o la Profesora Rugeles, tocaban el piano.


Como ya estaba adelantado en mis estudios de canto y sabía de memoria las composiciones de todas ellas, me tocaba cantar. Por cierto que se conserva una grabación donde Conny Méndez me acompaña al piano varias canciones. Entre todos a veces nos reírnos de los chistes que hacían Conny Méndez y Blanca Estrella, que eran sumamente chistosas y en extremo graciosas. La Profesora Rugeles no, jamás se descomponía, era una mujer seria aunque se reía de las gracias que las otras dos hacían. Así llegábamos hasta la medianoche, casi siempre Conny interrumpiendo las risas diciéndonos, ¡Cállense que los niños de Lastenia están durmiendo!


LA PALOMA


Una noche en casa de Conny reunidos con Blanca Estrella y la Profesora Rugeles, habló Conny de una pieza que estaba componiendo y que para salir del paso le había puesto el acompañamiento de la conocidísima canción de “La Paloma”, que por cierto, es del compositor español Sebastián de Iradier. Como estaba dando mis pinitos en la composición y no sabía cómo se ejecutaba este acompañamiento y entre tantas eminencias musicales, le pedí a Blanca Estrella de Mescoli que me lo enseñara, de inmediato se sentó al piano y me comenzó a digitalizar la mano izquierda en los acordes correspondientes. En medio de esto, llamaron a Conny por el teléfono y le peguntaron qué estábamos haciendo y Conny le contestó: Aquí estamos divertidísimas Ana Mercedes, y yo, viendo cómo Blanca Estrella le toca la paloma a Rubén Cedeño.


CONNY Y SUS ENSEÑANZAS NOCTURNAS


No siempre en las noches en casa de Conny estábamos de juerga musical y de chistes. Algunas veces, Conny tenía información de los Maestros y se enseriaba y se ponía a traducirlas simultáneamente del inglés, y nos poníamos a escucharla arrobados oyendo las descripciones de los Templos de los Maestros, asunto que éramos los primeros en el mundo hispano que las escuchábamos. Hoy en día gracias a eso que Conny hacía con nosotros, con el tiempo conseguí estos originales en los Estados Unidos y puse todo mi empeño en que se tradujeran y se publicaran, cosa que se ha logrado, para que así, como mi persona disfrutaba enormemente sabiendo de esto, lo supiera todo el mundo.


Hoy en día todos esos relatos de los Retiros de los Maestros Ascendidos están traducidos y publicados.No hay dudas que éramos inmensamente felices. No es que ahora no lo sea, soy tan feliz como entonces, pero aquellos tiempos tienen ahora el agregado de la nostalgia de un glorioso, hermoso y elegante pasado. Esa fue la Metafísica en la que me formé, la Metafísica que me enamoró y que trato de perpetuar en casi todos los grupos que se fundan y se sostienen en el mundo. A veces esto me cuesta por la falta de apreciación, refinamiento, cultura y educación de algunas personas, pero que con toda la paciencia del mundo y con mucho amor trato siempre de elevar su nivel, enseñándoles aquí y allá sobre cultura, arte, modales, estilo y tantísimas cosas más.


Foto: Conny Méndez y dos de sus amigas, Ana Mercedes de Rugeles y Blanca Estrella de Mescoli.


La historia continúa.....


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