CONÓCETE A TI MISMO - POR RUBÉN CEDEÑO
RUBÉN CEDEÑO RESPONDE A EDGAR SHAISTER
OVIEDO - PRINCIPADO DE ASTURIAS
19.11.2014
Los antiguos decían “HOMBRE CONOCETE A TI MISMO” y es una inscripción que encontramos en el antiguo templo de Delphos, ¿por qué enfatizaban tanto ésta frase al aspirante a la vida superior?
Bueno en realidad la frase es literalmente: “CONÓCETE A TI MISMO” y no lo decían todos los antiguos, sino los griegos, y esta máxima se la heredaron ellos a algunos pueblos que conquistaron y a otros que los conquistaron a ellos. Uno de mis grandes atractivos cada vez que voy a Delphos con estudiantes, es detenerme en el templo de Apolo donde estaba colocada esta máxima y aunque ya no se ve, es explicarles el profundo significado que esto tiene, ya que entre otras cosas es conseguir conocer y transmutar las negatividades de nuestra persona desenvolver la conciencia de prefeccion del “Alma” o “El Cristo”.
El “conocerse a sí mismo” es un objetivo que se persigue en la Metafisica permanentemente, sin ningún tipo de caducidad. Esto es descubrir, concienciar las cualidades internas, mas nobles en el Ser Humano que implican desenvolver el “Real Ser”, dejando de lado los eufemismos triviales externos revestidos de espirituales, como puede ser depender de talismanes, cristales, aromas, lectura de cartas u horóscopos, recibir o seguir canalizaciones y rituales. Este conocimiento de si mismo, connota también reconocer nuestra violencia, falta de amor, el separatismo cruel causante de tanto odio, nuestras mentiras y darnos cuenta como nos dejamos embaucar por la ignorancia en los engaños de los demás. Y aunque no sea muy agradable, “SI NO RECONOCEMOS NUESTROS DEFECTOS, NO PODREMOS DESENVOLVER NUESTRAS VIRTUDES”.
Es tan importante saber nuestra parte divina y afianzarnos en ella para manifestarla, como así también darnos cuenta de nuestra parte infernal, porque es ella la que nos causa el conflicto, los sufrimientos y debe ser erradicada, transmutada, disuelta para siempre y allí radica el punto álgido de nuestra realización.
Lo bonito que somos nos lo dice todo el mundo que nos ve, pero lo feo, lo desagradable solo nos lo hace ver el que quiere tu mas entrañable adelanto, te lo dice aunque no es agradable, no es estimulante, pero es necesario. Cuando se quiere ser un buen pianista, un buen balletista, no consiste en que el profesor te este alabando lo bueno que haces, sino que te haga conocer esa parte de ti que esta fallando, lo mas feo, lo que debes corregir. Eso es conocerse a si mismo y no todo el mundo colabora en esto. Vivimos en una sociedad hipócrita que lo único que le importa es quedar bien ante lo demás, donde todo es apariencia. Por eso a veces los buenos maestros en contacto con gente muy ignorante que no aprecia lo que es el crecimiento en base a corregir errores son ciegamente criticados.
Precisamente si estudiaran, “El Discipulado de la Nueva Era” o las “Cartas de los Maestros”, se darían cuenta, ya en las primeras paginas, como los Adeptos de la Gran Hermandad Blanca son implacables, intransigente e inflexibles con las fallas y defectos de los estudiantes con las cosas tan tremendas que les dicen, no condenando a las personas pero si los hechos. Un Maestro de verdad trabaja por que los demás obtengan el “Conocimiento de si mismos”.