ÉTICA DE LA ENSEÑANZA METAFÍSICA
Que la cotidianeidad de la facilitación de la "Enseñanza Metafísica" no ponga en minusvalía su importancia.
Excusarse ante quien facilita la Metafísica por no asistir a su actividad no justifica nada ni hace quedar bien a nadie. Si el estudiante no está dispuesto, con la discreta "Capa del Silencio", a renunciar a todo por participar de la Metafísica como lo está quien la comunica, todo se convierte en un despropósito inútil donde mueren los objetivos del "Dharma".

Quien facilita nunca dirá "no" y siempre dirá "si" cuando quien participa pregunte si puede faltar o asistir adonde no ha sido invitado, y ya se verán los efectos, que nunca serán favorables.
Si no se pone a Dios y a su Enseñanza primero, cuando se necesite desesperadamente de Dios, Él no pondrá primero a quien no lo pone primero a Él, no porque no quiera, sino porque los Principios de "Correspondencia" y de "Causa y Efecto" lo impedirán.
Texto extraído del libro "ENSEÑANZA METAFÍSICA - Consideraciones Libro I" de Rubén Cedeño publicado por Editorial Señora Porteña
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